Cimientos del Teatro de la República
A partir de 1573 por orden real en todo el Imperio Español se obligaba a los pueblos a contar con una alhóndiga (almacén) para proveer de alimentos y granos a la población en caso de emergencia.
El terreno donde se edificaría el hoy Teatro de la República pertenecía a Juan Durán quien lo vendió a Juan Caballero y Medina, un poderoso militar virreinal dándolo como herencia a sus hijos: Juan y Nicolás Caballero y Ocio, quienes lo donaron al Ayuntamiento de Querétaro para la construcción de la llamada Nueva Alhóndiga en beneficio de los pobres.
Los hermanos Caballero y Ocio murieron sin haber escriturado ni realizado el trámite legal en favor del Ayuntamiento, así que éste siguió administrándolo pero sin que les perteneciera. El terreno de la Alhóndiga cubría casi toda la cuadra y manzana ubicada en la esquina norte poniente que enmarcan la Plaza de San Francisco y las calles invocadas, que actualmente son Ángela Peralta y calle Juárez.
Querétaro ciudad culta, sin lugar digno para la cultura.
En 1845 los gobernantes y pueblo de Querétaro reflexionaron sobre la necesidad de contar con un teatro, digno de la ciudad, por lo que llegaron a la conclusión de que la Nueva Alhóndiga ya no cumplía con su función o no era tan necesaria porque había otros almacenes de víveres, y decidieron construir el teatro sobre 1,076.78 metros cuadrados del viejo almacén.
El gobernador que inició la construcción del Teatro fue Sabás Antonio Domínguez y el arquitecto Camilo San Germán, y la continuó el ingeniero inglés Thomas Surplice. El Estado le comisionó al Ayuntamiento capitalino la responsabilidad de conseguir 4 mil pesos para arrancar la obra, lográndolos a través del español don Cayetano Rubio quien los donó como indemnización por el aprovechamiento que hacía de las aguas del Río Blanco.
El ahora Teatro de la República, es un emblema del cariño a la patria testigo del establecimiento de un modelo republicano libre y soberano.
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1845
El 23 de abril de 1845 se lleva a cabo una comisión para acudir a un escribano público para señalar los términos, plazos y condiciones del compromiso de 27 empresarios interesados en colaborar con la obra. Se formó una Junta Directiva integrada por ocho miembros dispuestos a conseguir los $30,821. 00 pesos que costaría la obra y que tenía que terminarse en dieciocho meses.
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1846
La Intervención norteamericana, interrumpió los trabajos de construcción del Teatro. Se continuó el proyecto un año después de firmado el tratado de Guadalupe en 1848 en la ciudad de Querétaro.
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1849
Los accionistas del Teatro dejan la continuación de la obra al Ayuntamiento Queretano, al que cedieron sus aportaciones, a condición de que la continuase por su cuenta y, una vez concluida la obra, sus productos fueran a engrosar el patrimonio del hospicio fundado con los bienes que para ello destinó doña Josefa Vergara y Hernández. Se queda al frente de la obra el ingeniero inglés Thomas Surplice.
1850Hubo cambio de gobernador, del 25 de abril de 1850 al 24 de agosto de 1851, José Antonio Urrutia quien dio impulso a la obra, mas no pudo verla concluida. Sin embargo la dejó adelantada, pues puso empeño muy especial en una conclusión que parecía muy lejana. Antes de que se concluyera el breve período de su gobierno, se firmó el contrato por el que el empresario José Castelán se obligaba a la brevedad a terminar el Teatro.
1851Es designado gobernador Ramón María Loreto de la Canal de Samaniego. Él vio lo que habían deseado sus antecesores: ver concluida la obra. A la terminación de su mandato dio nombre al teatro: Teatro Iturbide, mediante un decreto. Concluido estaba el teatro y tenía ya su nombre. Ahora faltaba fijar la fecha de su estreno.
El 29 de abril de 1852 fue terminado y bendecido el teatro, y su inauguración y estreno el 2 de mayo del mismo año.
1922El gobernador de Querétaro José María Truchuelo sustituyó el nombre de “Teatro Iturbide” por “Teatro de la República”. Ordenó mejoras como la ampliación del escenario, la construcción de los camerinos y la reconstrucción de las localidades altas.
1992Certeza jurídica para el Teatro de la República
1992 el entonces gobernador Enrique Burgos García dio certeza jurídica al Teatro de la República como patrimonio de la Fundación Josefa Vergara y Hernández I.A.P., inscribiéndola en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio del Estado de Querétaro, teniendo como antecedente la escritura pública 15567.